Con el uso de la tecnología de plasma, las energías superficiales de plásticos, metales o vidrio se multiplican por un factor significativo. De esta forma, las superficies se vuelven receptivas para los pasos del proceso, como el recubrimiento, la aplicación de impresiones o la unión adhesiva.
El haz de plasma puede tener una longitud de hasta 50 mm y lograr un ancho de tratamiento de 15 mm a velocidades de 5 a 300 mm/min con respecto a la superficie del material a tratar.